La Península Ibérica se dividió en 240 celdas de 50 km x 50 km proyectadas de acuerdo con el Sistema Militar de Referencia por Cuadrículas (MGRS). Para cada una de las celdas se estimó la riqueza total de especies de plantas leñosas nativas que pueden alcanzar una altura de al menos 7 m, así como la riqueza total de especies de mamíferos nativos. Dichas estimaciones se realizaron partir de datos georreferenciados de presencia de las especies, y tras la aglutinación de éstas en familias se determinaron los correspondientes valores de riqueza del nivel taxonómico superior. Se utilizaron modelos aditivos generalizados (GAMs) y modelos lineales generalizados (GLMs) para analizar las variaciones espaciales de la riqueza de los distintos grupos taxonómicos en función de factores macroclimáticos, topográficos y litológicos; las posibles relaciones existentes entre la riqueza de árboles y de mamíferos fueron igualmente analizadas. Asimismo, se aplicó una partición de varianzas (regresiones parciales) para saber cuánta de la variación espacial de la riqueza de cada grupo era explicada por las variables ambientales. Todos los análisis estadísticos se realizaron con R.
En el caso de los árboles, los resultados obtenidos a los dos niveles taxonómicos (especies y familias) fueron muy similares entre sí, y la variable ambiental que explicaba el mayor porcentaje de variación de los datos fue en ambos casos el rango altitudinal, si bien todas las variables resultaron ser estadísticamente significativas al analizarlas por separado. En el caso de los mamíferos, los resultados fueron más dispares; incluso se obtuvieron modelos diferentes dependiendo de los procesos de elaboración llevados a cabo (selección paso a paso hacia delante, eliminación paso a paso hacia atrás), si bien todos ellos incorporaron la riqueza de árboles como predictor de la riqueza de mamíferos (dicho predictor explica más variación de los datos que las variables topográficas, climáticas o litológicas analizadas). En general, la proporción de varianza explicada fue mayor para los árboles que para los mamíferos; los porcentajes correspondientes a la estructura espacial de los datos que queda sin explicar por los modelos obtenidos son al mismo tiempo menores en el caso de la riqueza de árboles. Todo ello sugiere que los valores de riqueza de especies podrían ser sustituidos por los de taxones superiores (familias) a la hora de elaborar medidas de conservación de la biodiversidad arbórea pero no de la riqueza de mamíferos, al menos en la Península Ibérica.